CASI OBSCENO
RAÚL GÓMEZ JATIN
Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa.
Son palabras tan íntimas como mi propia carne que padece el dolor de tu implacable recuerdo.
Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día?
Me digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado.
No soy malvado trato de enamorarte
intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar,
pero siempre muere en él.
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